Transcripción del tema impartido el 14 de febrero 2024
El pecado es parte de la condición del hombre. Es necesario abordar este tema, ya que muchas veces pecamos y tratamos de justificar nuestros hechos, por lo cual necesitamos entender que es el pecado.
La religión nos dice “No peques”. Nosotros como cristianos entendemos que además de no pecar, a través de la Biblia, es que además de no pecar, debemos tener una relación con Dios. Esa relación con Dios es precisamente la que nos lleva a no pecar, y no al revés.
Mientras la religión te dice “Si no pecas, Dios te ama, Dios te cuida, por que Dios es amor” El cristiano, en esa relación con Dios, a través de la transformación que conlleva esa relación, dejamos de pecar, por que nuestro corazón se llena de la presencia de Dios y entonces no podemos pecar.
Esto no hace al cristiano infalible, ni evita que el cristiano siga pecando, pero ya el pecado deja de ser una forma de vida, aunque el pecado se puede presentar como una reacción de nuestra humanidad.
Nos enojamos, llegamos a decir o pensar cosas de las que nos arrepentimos.
El cristiano, al tener una relación con Dios, se arrepiente del pecado y evita volverlo a hacer. Cuando se tiene una relación con Dios, se busca agradar le de tal manera que no lo queremos ofender, y si por alguna razón lo ofendemos, nos arrepentimos, pedimos perdón a Dios, pedimos perdón a la o las personas a quienes hayamos lastimado y buscamos no volverlo a hacer.
Al inicio del primer libro de la Biblia, el libro de Génesis, se describe como Dios va creando todas las cosas, y cada cosa que hacía Dios vio que era bueno. En el capítulo 2, a partir del verso 15 se menciona:
Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. Y ordenó el Señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.
Génesis 2:15-17
Dios creó todo bueno, todo perfecto, todo en armonía, todo bello, y la corona de su creación fue el hombre, y puso al hombre a enseñorear su creación, pero también le dijo que no comiera del árbol del bien y del mal, por que entonces lo perdería todo.
Hay personas que pueden pensar: ¿Si Dios lo sabe todo, entonces ya sabía que el hombre iba a comer del árbol prohibido, y si ya lo sabía, por qué les puso el árbol ahí?
La omnisciencia de Dios no es lineal, el en realidad lo sabe todo, el conoce todas las posibilidades que pueden existir, y le dio al hombre la capacidad y la voluntad de elegir de entre todas las opciones, que es el libre albedrío. Por eso el hombre es bendecido, o es condenado, por su decisión.
Dios busca en toda su creación un amor genuino, un amor real, un amor sincero, que resulte de nuestra convicción.
El origen del pecado humano viene entonces desde la creación.
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
Génesis 3:1-8
El pecado viene de nuestras decisiones.
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Romanos 5:12
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 6:23
¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Sepulcro abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
Su boca está llena de maldición y de amargura.
Sus pies se apresuran para derramar sangre;
Quebranto y desventura hay en sus caminos;
Y no conocieron camino de paz.
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Romanos 3:9-18
pero también pecamos cuando decidimos no actuar lo que debemos hacer:
y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Santiago 4:17
Todos sin excepción tenemos concupiscencia, que no es otra cosa que los deseos de la carne. Todos somos tentados, todos somos atraídos, todos somo seducidos:
Lo importante es la decisión que tomaremos en relación a nuestra propia concupiscencia.
El pecado, la tentación, la concupiscencia, siempre van a estar ahí, es normal, incluso nuestro Señor Jesús fue tentado, pero lo que no es normal o lo que es anti-bíblico es que le hagamos caso, caer en el pecado, que en la mente lo concibamos y lo ejecutemos.
Hay que detenerlo en el nombre del Señor, por eso es importante conocer la Biblia, tener una relación con Dios, que alabemos a Dios, para que cuando venga el momento de tentación, Dios esté con nosotros y podamos superarlo. Si no vamos a Dios, vamos a pecar.
De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
Romanos 14:12
Entonces el pecado es todo hecho que va en contra de la santidad divina y nos aleja de la comunión con Dios. Acciones, pensamientos, palabras, deseos del corazón.
Cuando tengamos duda de si alguna acción es pecado, nos podemos preguntar: ¿Ésto que voy a hacer me separa de la comunión con Dios?
Todos somos pecadores, o hacemos lo malo, o no hacemos lo bueno.
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
El amor de Dios es suficiente para perdonar nuestros pecados, pero también el amor que Dios ha vertido en nuestros corazones es suficiente (o debiera ser suficiente) para que perdonemos a quienes nos han ofendido.
Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
1 Pedro 4:8
Dios no tolera el pecado, por que el es Santo. Dios no puede habitar en un corazón que de manera continua está pecando.
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Santiago 4:4-8
como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
1 Pedro 1:14-16
Todos nuestros pecados son expuestos delante de Dios.
Dios, tú conoces mi insensatez,
Y mis pecados no te son ocultos.
Salmos 69:5
Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.
Marcos 4:22
Si en nuestro pensamiento esta Dios, somos libres
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Isaías 26:3
Por último, debemos confesar nuestros pecados, un pecado que no es confesado es un pecado de muerte. ¿A quién debemos confesarlo? A Dios.
Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 6:22-23