Transcripción de la enseñanza del 4 de agosto 2024
Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
Santiago 3:15
El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
Proverbios 9:10
Los dos versículos anteriores son base para entender lo que es sabiduría. Mucha gente se cree sabia en su propia opinión. Todos tenemos cierta sabiduría que nos ha dado la experiencia, el ensayo y el error, el conocimiento. Pero a partir de estos pasajes, donde habla que el temor a Jehová es el principio de la sabiduría, nos transforma. No podemos explicar, exponer, tratar de ayudar o decirle a alguien que es lo correcto sin primeramente considerar que le debemos respeto y honra a Dios. No podemos dar un consejo que transgreda los principios de Dios, por que estaríamos fallando al respeto que le tenemos a Dios. Por eso es que el temor a Jehová, el respeto a Dios nos debe llevar a pensar y entender que la sabiduría debe ser benigna y llena de misericordia, tiene que ser sincera, nunca buscando un beneficio particular o egoísta. Tenemos que entender que para que podamos hablar primero debemos respetar, honrar, tener una relación con Dios.
El conocimiento del Santísimo no se refiere a tener todo el conocimiento de la biblia, por que eso no nos hace sabios. Podríamos ser una enciclopedia y conocer toda la biblia, pero es no nos hace sabios, lo que nos hace sabios es conocer y tener a Dios. A la luz de la biblia podemos decir muchas cosas, y juzgar a las personas, pero el mayor principio del Señor es “amarás a tu prójimo como a ti mismo”
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Mato 22:36-40
Obviamente amar a Dios está por encima de todo. Y de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. El amar a Dios, el que Dios nos ame y que podamos amar a nuestro prójimo no nos permite condenarlo ni juzgarlo. Como esta escrito en Gálatas, vosotros que sois espirituales, restáurenlo.
6 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
Gálatas 6:1-2
A eso nos lleva el amor de Dios, no a destruir ni señalar, sino a construir y reparar. Entonces podemos tener el conocimiento suficiente para decirle a alguien que es pecador y que se irá al infierno, pero el amor a Dios, el temor a Dios y la relación que tenemos con Dios, no nos lo permite, sino que nos lleva a decir, te voy a sacar, te voy a ayudar, te voy a traer, te voy a reparar. Esa es una gran diferencia entre el que conoce la biblia y el que es sabio. En ocasiones se llega a utilizar el conocimiento de ciertos pasajes, pero sin entender el contexto que da el conocimiento de Dios.
Santiago 3:15 y Proverbios 9:10 son el principio para ser sabios, no lo es todo, pero es la base para hablar, para opinar. Cuando tenemos una relación con Dios, de lo alto que viene del Señor, la sabiduría primeramente es pura, después pacífica. La gente sabia no pelea, no impone su idea, no quiere ganar a la fuerza. Con al gente sabia no hay una lucha de poderes o de conocimiento. Al tener una relación con Dios, Él determina como nos quiere ver, como debemos comportarnos, como debemos dirigirnos, por que Él se ha vuelto el Señor de mi vida. Esa es sabiduría.
Nos encanta señalar el pecado, pero la sabiduría es amable, y con misericordia. La sabiduría es tan bonita, que inmediatamente vienen los buenos frutos. Cuando aconsejamos a alguien con sabiduría, la persona cambia. Aún si no le gusta lo que le digamos, pero si lo decimos con sabiduría, habrá buenos frutos.
La sabiduría no es conocimiento ni acervo cultural. La sabiduría es temor a Dios, una relación con Dios, y entonces se genera el hambre de la palabra. Cuando amamos, valoramos y tenemos ese deseo de agradar por el temor a Dios, la palabra entra y la disfrutamos, cuando algo nos gusta, nos deleitamos.
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Salmos 1:1-2
En la sabiduría, Dios nos va guiando como hacer las cosas, nos marca el tiempo, nos da las palabras. Como siervos de Dios siempre debemos estar así, llenos de la presencia de Dios, por que no sabemos en que momento tendremos que ayudar a alguien y necesitamos hacerlo con sabiduría. La sabiduría verdadera solo viene de Dios, y el nos dará las palabras correctas para que haya un fruto.
Todos podemos aspirar a la sabiduría, pero hay un precio, debemos tener una relación con Dios, debemos tener un conocimiento de nuestro Dios. Entonces en la palabra, Él nos dirá que debemos decir y que no decir. La sabiduría nos lleva a temer a Dios y a hacer lo que Él nos pide.
Sin embargo, cada caso es particular. Lo que vivimos cada uno de nosotros es diferente a los demás, y por eso Dios nos da sabiduría. Hay reglas generales, como lo que dijo Jesucristo en Juan 14:6, pero en las relaciones que tenemos cada uno de nosotros, las circunstancias son diferentes, y cada uno de nosotros debemos ser sabios.
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:6
Jesús y la sabiduría
1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;
En las manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.
Lucas 4:1-13
En Lucas 4:1-13 Jesús manejó la sabiduría con la palabra, con autoridad, no se dejó envolver, no se dejó deslumbrar, simplemente el tuvo la sabiduría para defenderse del maligno. Cada uno de nosotros necesitamos esa sabiduría, por que a veces el enemigo nos quiere deslumbrar, y por ejemplo caemos en que queremos y queremos dinero, y nada nos sacia. El Señor nos enseña que no importa el dinero, lo que importa es cumplir con el propósito que Él tiene para nosotros y nuestra familia. No quiere decir que seamos irresponsables y que no trabajemos. Pero necesitamos sabiduría para defendernos. Como dice Pedro, el enemigo está como león rugiente, y si no somos sabios, en una de esas, nos va a devorar.
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
1 Pedro 5:6-9
1 Sucedió un día, que enseñando Jesús al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, 2 y le hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas?, ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad? 3 Respondiendo Jesús, les dijo: Os haré yo también una pregunta; respondedme: 4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? 5 Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 6 Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están persuadidos de que Juan era profeta. 7 Y respondieron que no sabían de dónde fuese. 8 Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas.
Lucas 20:1-8
¿Cómo manifestó Jesús la sabiduría en el pasaje anterior? Mostrando un propósito divino. Los hombres que se acercaron al Señor tenían mucho conocimiento, eran los ancianos y los fariseos, en ese momento, autoridad espiritual conforme a la ley, conforme a los ritos. Pero ellos manipulaban ese conocimiento, lo hacían a su modo. Sabían que Juan venía de parte de Dios. Jesús los confronta, ¿Entonces por que no te bautizaste? Seguramente en ese momento a ellos les importaba mas el conocimiento, el reconocimiento, la aceptación de todos, que obedecer a Dios. A veces la iglesia, o parte de la iglesia, manipula las cosas.
Hay una parte de la psicología que se llama “inteligencia emocional” De acuerdo a la biblia, ésto es manipular. La mayoría de nosotros debemos tener una inteligencia emociona, pero no debe ser para manipular, sino para dominarnos, para entender y saber manejar nuestras emociones. Para que nuestro carácter y emociones no nos dominen y seamos íntegros. Pero cuando tomamos la inteligencia emocional y la aplicamos a otros, manipulamos. La inteligencia emocional se puede aplicar a un grupo para someter o hacer ver las cosas de una cierta manera. Éste no es el propósito de la inteligencia emociona, su buen fin es dominarse uno mismo. Cuando queremos meter la inteligencia emocional a la biblia, nos convertimos en adúlteros de la palabra, hasta apóstatas nos volvemos, por que mezclamos algo muy humano con algo espiritual.
Los ancianos fueron muy inteligentes, y terminaron diciendo que no sabían de donde provenía el bautizo de Juan. ¡Por supuesto que lo sabían! La inteligencia emocional no es mala, siempre y cuando sea aplicada a nosotros mismos, no dejándonos manipular y dominar por nuestras emociones, sino dejando que Dios sea ese inteligente en nuestra cabeza y nos muestre como hacer todas las cosas.
21 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad. 22 ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? 23 Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? 24 Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. 25 Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. 26 Y no pudieron sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron.
Proverbios 23:26
Cuando Dios nos hace sabios, o nos imparte sabiduría, siempre nos va a enseñar las prioridades del hombre. En el pasaje anterior nos dice que le demos al Cesar lo que es del Cesar, pero lo mas importante, que le demos a Dios lo que es de Dios.
26 Dame, hijo mío, tu corazón,
Y miren tus ojos por mis caminos.
Proverbios 23:26
¡Dame hijo mío tu corazón! ¡esa es la prioridad! Dios nos dice en su palabra, haz lo que tengas que hacer, pero también da a Dios lo que le corresponde. Jesús les contestó sabiamente, en paz y les enseñó la verdad. No los desecho, al punto que en la cruz le pide al Padre por los que le pegaron, le crucificaron, le cuestionaron en autoridad, a los que le provocaron, a los que le pusieron trampas.
34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Lucas 23:34
¡Hasta donde llega la sabiduría de Dios! A Jesús lo atacaron físicamente, intelectualmente, moralmente, sus propios hermanos se burlaron de Él.
—Debes ir a Judea, para que tus seguidores puedan ver las grandes obras que haces. 4 Cuando uno quiere que todos lo conozcan, no hace nada en secreto. ¡Deja que todo el mundo sepa lo que haces!
Juan 7:3-4
Después que Él resucita, se aparece a sus hermanos, y ahí tenemos a Santiago, que creyó y escribió un hermoso libro.
Jesús en su sabiduría, siempre acompaña la misericordia. Si alguien se dice ser sabio y no podamos ver en esa persona misericordia, hay que orar.
Cuando alguien quiere imponer sus ideas, tampoco es sabiduría. Cuando demos un consejo, demos-lo conforme a la biblia. Todos podemos llegar a ser sabios.
5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Santiago 1:5
Pero ¿qué tan bien nos va a fortalecer en la sabiduría? Podemos saberlo analizando y respondiéndonos las siguientes preguntas:
- ¿Leo y estudio la biblia?
- ¿Escucho atentamente cuando explican la biblia?
- ¿Medio y memorizo la biblia?
- ¿Hablo de la biblia con otros creyentes?
Hay que leer y estudiar la biblia. No puede ser solo dos minutos en lo que leemos el devocional del día. Eso no nos alcanza para poder enfrentar los problemas del día a día. Estudiar es, no solo leer, sino escudriñar, investigar, revisar biblias de estudio.
Para escuchar atentamente, es necesario congregarnos, entrar a los estudios, enriquecernos con las dudas de otros hermanos y sus explicaciones.
Es importante memorizar la palabra, pues edifica nuestro corazón y transforma nuestras mentes. Dios nos puede generar esa necesidad de memorizar. Cada uno tendrá su forma preferida de memorizar, algunos visuales, otros auditivos, algunos otros quinestésicos. El punto es que es necesario para adquirir sabiduría. Cuando el enemigo le dice a Jesús ¡escrito está! el utilizó la palabra, pero Jesús también le contestó con la palabra.
A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;
En las manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.
Lucas 4:10-12
Si recordamos la palabra del Señor, sabremos como defendernos y confrontar.
¿Cómo le podemos exigir a nuestros hijos vivir de cierta manera cuando nosotros no conocemos la palabra? ¿Como podemos responder-les cuando nos hagan preguntas? No solo los pastores son los indicados para consultar y resolver nuestras dudas, todos tenemos la oportunidad de tomar el conocimiento de la biblia y aplicarlo a nuestras vidas. Es necesario memorizar palabra de Dios, y si se puede, como tantas cosas que aprendemos en la vida: a manejar, a cocinar, una carrera, un oficio, etc.
Hablar de la palabra con nuestros hermanos no implica necesariamente que sea un sermón o una enseñanza. La simple plática con nuestros hermanos muchas veces termina hablando de la palabra. No cuando nos reunamos no tiene que ser necesariamente un culto. Los primeros con los que deberíamos hablar de la palabra es con la familia.
¿Cuantos de nosotros tenemos un devocional familiar? Éste debería ser todos los días. Es importante hablar con nuestra familia de la palabra de Dios. Necesitamos a Dios. Cuando tenemos hambre, comemos, pero ¿que pasa cuando tenemos hambre de la palabra? No es falta de tiempo, es falta de necesidad de la palabra.
Jesús y las cosas materiales
Tanto para los que amamos el dinero, como para los que no lo amamos, tanto para los que amamos el éxito de esta tierra, como para los que no lo amamos, Dios trabaja en transformar nuestra mente.
15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Lucas 12:15
La sociedad nos dice todo lo contrario. “La vida del hombre si consiste en la abundancia de los bienes que poseé” Si tenemos un teléfono con las funciones básicas, no te ven igual que si tenes el último con las funciones mas recientes. En algunos lugares, si la mayoría va a comer a algún restaurante conocido, no te ven igual que si tu llevas tu comida de casa. Algunas personas sienten que sus hijos son humillados si no llevan las mismas cosas a la escuela que sus compañeros, cuando la verdad es que quien saca de Dios a nuestros hijos somos nosotros mismos, por que no les enseñamos a ser agradecidos y les enseñamos a competir en este mundo. No es malo darle a nuestros hijos, mientras no tengamos avaricia, no queramos humillar a otros y sobre todo, no tengamos ese amor por la vanidad y la soberbia. El Señor nos dice “la vida no consiste en la abundancia” y nosotros nos medimos dependiendo lo que tenemos y lo que no tenemos.
¿Qué generamos en nuestros hijos? Competencia, pero sobre todo mucha soberbia, el deseo de querer humillar al otro. No esta mal querer las cosas, lo que esta mal es amarlas y codiciarlas.
El amor al dinero siempre será idolatría. El amor al dinero nos ciega y solo nos permite ver a la gente por lo que tienen.
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Mateo 6:19-21
Éste es el secreto, ¿dónde esta nuestro corazón? ¿En las posesiones? ¿En la imagen? ¿en ganarle a todos? Si nuestro corazón está en Dios, sabemos que Él nos cuida, Él nos sustenta, Él nos alimenta.
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Lucas 6:25-30
Lo que Dios nos quiere dar a entender es que no importan las cosas, sino esos tesoros en el cielo. ¿En qué nos ocupamos mas?, ¿en tener provisión o en predicar el evangelio? ¿en tener una despensa grande o en comer con nuestros hijos? Dios no tiene nada en contra de la riqueza económica, pero cuando amamos lo económico de esta tierra, Dios no se pelea con la riqueza se pelea con nosotros. Por que donde está nuestro corazón, ahí esta nuestro tesoro. Dios no ve con buen agrado que dependamos del banco, que dependamos de nuestra profesión y que a Él lo hagamos a un lado. Hay hermanos con riqueza económica, pero que han aprendido que todo eso Dios lo da como herramienta para bendecir, para predicar, para comprar, para dar. Debemos entender que lo que Dios nos da es para bendecir a otros, no por lástima, no por limosna, sino por amor. Porque el verdadero amor es dar, no dar lo que nos sobra. ¿Que amamos mas, la riqueza o lo que Dios nos pide?
16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
Lucas 12:16-21
No se trata de ser irresponsables y estar desprotegidos, podemos prever para el futuro, pero no descuidar el presente. No es malo tener una casa, u otros bienes, pero que no sea motivo de avaricia, pleito, soberbia, dolor. La avaricia consume y eso es lo que les enseñamos a nuestros hijos cuando acumulamos tesoros. Si compartimos con nuestros hijos los haremos desprendidos.
Todos los cristianos debemos pedir esa bendición, que lo que recibimos sea suficiente para nosotros, y no solo eso, que sea suficiente para compartir con otros. Debemos ser provisores, pero a Dios le encanta que tengamos fe. Dios no esta peleado con la riqueza económica, el se enoja cuando ponemos la riqueza económica como sustento de nuestra vida, por que Dios debe ser el sustento de todo lo que tenemos, y cuando recibimos, demos de gracia, lo que de gracia recibimos. Dios nos puede hacer ricos, pero el propósito no será vanidad y soberbia, no será para que acumulemos, será para que demos mas, por que cuando damos, hacemos tesoros en el reino de los cielos.