Ser semejante a Cristo

Transcripción del tema impartido el 7 y 14 de abril 2024

¿Por qué pasan tantas cosas en la congregación? Dios está aquí, alabamos y en el alma y en el espíritu podemos sentir a Dios. Los que ministramos, los que tocamos un instrumento, los que cantamos, sentimos la presencia de Dios.

Cuando se da Biblia, es la palabra de Dios, pero el problema que se ha detectado es ¿En donde esta cayendo la palabra de Dios? Sabemos que la palabra de Dios no solo debe caer en la mente, no solo debe caer en el corazón, debe caer en ambas partes. Si no cae en la mente, el corazón se emociona, y como dice la parábola del sembrador, sale el sol, los problemas, las situaciones, y como no tiene raíz, se seca.

Parte (de la siembra) cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó

Mateo 13:5-6

Los problemas siempre se presentan, en cuanto salimos del culto ya se están presentando los problemas que nos estresan, que nos enojan.

La palabra de Dios no solo debe caer en el corazón, también debe caer en una mente sana. Cuando nos congregamos, ¿Con qué mente llegamos? Con una mente “enseñable”, una mente que quiere aprender, o con una mente dura esperando que nos convenzan. Una mente egoísta y altiva que solo piensa en el “yo” o una mente perezosa. Si no comenzamos a disciplinar, entender, discernir y entrar en un cambio de mente, la palabra no tendrá el efecto que se requiere.

Muchas veces cuando hay un conflicto, en lugar de recurrir a la palabra, recurrimos al consejo de personas, a nuestra experiencia, en el mejor de los casos recurrimos al pastor. Traemos cosas de nuestro pasado, ofendemos, cuestionamos, culpamos, y no tenemos una mente que nos esté abasteciendo de la palabra de Dios para enfrentar el día a día. Es por eso que tenemos tantos problemas en casa que se repiten una y otra vez.

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;

Átalas a tu cuello,

Escríbelas en la tabla de tu corazón;

Y hallarás gracia y buena opinión

Ante los ojos de Dios y de los hombres.

Proverbios 3:3-4

Como ejemplo, si tan solo tomáramos el texto anterior y lo utilizáramos para anteponerlo a nuestros problemas, tendríamos una reducción notable a nuestros problemas, por que no buscaríamos ganar, no buscaríamos tener la razón, buscaríamos darle la gloria a Dios con misericordia y verdad. Pero nuestra mente ahí es donde falla, y solamente el Señor puede cambiarla.

La mente de Cristo tiene ciertas características que nosotros debemos tener, como lo dice la palabra:

Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

1 Corintios 2:16

¿Tenemos la mente de Cristo? Guardando la distancia y debidas proporciones, no tenemos una mente divina, pero si tenemos la capacidad en Dios, por que Dios vive en nosotros, de reaccionar, de entender, de comprender de la misma manera que Dios lo hizo.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Hebreos 4:15

Jesucristo fue verdadero hombre, mientras estuvo en la tierra, tuvo una mente de hombre. Fue tentado y atacado en su mente de hombre, pero el no pecó y nosotros sí. Debemos de tener la convicción en nuestra mente que en nosotros debe gobernar la autoridad de la palabra de Dios. Pero si no lo entendemos, si no lo creemos, entonces siempre estamos gobernando nosotros, en el mejor de los casos.

Nos dejamos influenciar por factores del mundo, como chismes, los medios, los problemas, la familia no cristiana, creencias, etc. Mientras las influencias nos pueden decir que quien manda somos nosotros, la palabra nos dice claramente que quien manda es el Señor. Todas estas influencias son las que están en nuestra cabeza, y las tenemos que sacar para que sea Cristo quien gobierne. No es una tarea fácil, tenemos que entrar en un entendimiento de que Él es Dios y nosotros solo somos seres humanos, y eso nos hará humildes, sensibles, sabios. Tenemos que sacar de nuestra cabeza todas las enseñanzas “anti-bíblicas”

A partir de que conocemos a Cristo, nuestra mente, nuestros pensamientos, nuestras decisiones deben ser conforme a la palabra de Dios. No se trata de menospreciar la educación que recibimos de nuestros padres, se trata de reconocer a Dios como la autoridad superior y darle a nuestros padres el lugar que se merecen y darle a Dios el lugar que se merece.

Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

1 Corintios 2:16

Regresando al texto anterior podemos sacar muchas cosas. Nadie conoció la mente del Señor, nadie lo puede instruir, el es Dios, todo lo sabe y todo lo conoce, mas nosotros tenemos la mente de Cristo. Esto no quiere decir que sabremos todo lo que sabe Dios, pero tener una mente como la de Cristo significa tener el carácter, las decisiones, las acciones y la perspectiva del Señor. Esto para poder ver las cosas y entenderlas, ya que si cada uno se comporta de acuerdo a nuestra propia razón, todos podemos estar en lo cierto, y a la vez todos equivocados. Por eso es que no importa la educación, estatus social o edad, somos pueblos de Dios, somos hermanos en la Fe por que estamos moldeados con la mente, el corazón y el carácter de Cristo, y eso es lo que nos hace cristianos. Por eso podemos ser un pueblo, por eso tenemos un solo Dios, una misma visión, un mismo espíritu, un mismo sentir, pero para esto debemos dejarnos transformar.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Romanos 12:2

El texto anterior resume en gran medida lo que se ha escrito en este texto hasta el momento. En el texto “éste siglo” se refiere a lo económico, a lo social, a las modas, a las tendencias que estamos viviendo actualmente. No podemos amoldarnos a este siglo, por que estaríamos en contra de la voluntad divina. Pero debemos ser transformados por medio de nuestro entendimiento, y para que esto pueda ocurrir debemos tener una relación con Dios, un conocimiento de su palabra y una transformación de Dios hacia mí. El texto anterior entonces está dirigido a los hijos de Dios. Alguien que no es hijo de Dios no ha tenido un encuentro con Él, no ha nacido de nuevo, y por lo tanto, no puede renovar su mente. Para sus hijos, Dios nos va moldeando todos los días, nos va transformando, nos va renovando y nos va haciendo entender las cosas a su modo. Cuando uno es transformado y renovado, entonces viene la bendición para comprobar la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

En ese momento podemos ser felices, por que ya no estamos neceando, criticando o señalando, ya no nos sentimos ofendidos por todo y somos libres. Ya no tenemos por que seguir atados a nuestro mal entendimiento, cuando Dios nos transforma, viene gozo, viene paz, viene amor. Pero necesariamente debemos tener un encuentro con Dios y debemos dejar que el sea nuestro Señor. Si una persona se considera cristiana, pero no ha transformado su pensar, su actual, su hablar y su perspectiva, yo podría dudar que sea cristiano, por que con el cristiano viene una transformación, viene una renovación. Por eso Romanos 12:2 aplica solo a los que en realidad son cristianos.

Hermano, te invito a que de verdad dejes que Dios te gobierne, que Dios te transforme, que todo lo que venga a tu cabeza pase por el filtro de Cristo. Señor, ¿Te gusta que vea o escuche esto? ¿Te gusta que haga esto otro? Hay cosas que contaminan nuestra mente.

Nuestra generación puede decir que superamos a nuestros padres, ya no hacemos las cosas cuestionables de esa generación, pero tampoco volteamos a ver la palabra de Dios, y por eso nuestros hijos viven en una gran confusión. Ya no aplicamos los mismos castigos, ya no aplicamos los mismos criterios, pero tampoco disciplinamos a nuestros hijos, conforme a la Biblia. Sólo vemos lo malo de nuestros padres y pensamos que al evitarlo ya los superamos, pero debemos dejar que la palabra de Dios nos transforme.

Características de una mente en Cristo

Viva

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Romanos 8:5-8

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Juan 10:10

Juan dice que el Señor vino para darnos vida, es decir, antes de eso estábamos muertos en nuestros pecados. Estábamos separados de Dios, por lo tanto no podíamos tener vida, entendiendo como vida una relación espiritual con Dios. Cabe mencionar que cuando se menciona una vida en abundancia, se refiere a una vida en Dios, no se refiere a lo económico, no se refiere a que Dios quiere que económicamente seamos ricos, ya que Cristo mismo nunca tuvo una vida económicamente abundante.

Cuando hablamos de vida hablamos de:

  • Movimiento
  • Dirección
  • Sin Dios no hay vida
  • Ejercer voluntad
  • Propósito

La palabra del Señor enseña que cuando estamos vivos, no podemos estar apáticos. El que es cristiano no puede irse a dormir si haber tenido una relación con su padre. No se puede dormir sin haber adorado, orado, bendecido a otros, considerar un pasaje de la biblia, etc. esto por que Dios nos mueve, y el pone en nosotros tanto el querer como el hacer.

porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Filipenses 2:13

Cuando somos impactados por Dios, nos movemos, y nuestros semejantes alrededor pueden ver este movimiento. La dirección que decidimos tomar tiene también impacto en los demás, para bien o para mal. Al ser cristiano necesariamente tenemos vida, pero también nosotros decidimos que hacemos con esa vida y en que dirección encaminamos nuestros movimientos.

Dios nos pide leer su palabra, ¿Cuánto leemos de su palabra? Cristo nos pide que oremos, ¿Cuánto tiempo oramos?, ¿Cuánto tiempo velamos?, ¿Cuánto compartimos la palabra de Dios? ¿En qué dirección nos estamos moviendo? En la dirección de alabar y honrar a Dios o en la dirección del pecado, en la dirección de la carne. Cuando alguien se nos acerca y nos pide un consejo, ¿De qué le hablamos? ¿De la palabra?, ¿De nuestra experiencia? ¿De las convenciones sociales?

¿Qué hay en nuestra boca? ¿En que dirección sale? ¿En qué sentido? Eso primero se generó en nuestra mente, en ese momento la palabra de Dios debe resaltar y ahí es donde debemos dejar que Dios tome control de nuestra mente y dejar salir su palabra. Dios nos moldea nuestros movimientos a una dirección, siempre para darle gloría.

Sin Dios no hay vida. Sin Él nuestra vida toma dirección de acuerdo a nuestro yo. Si fuéramos buenos y maravillosos, Cristo no hubiera tenido necesidad de dar su vida por nosotros, pero no es así. Tenemos que dejar que Dios nos gobierne, nos de esa vida para ser transformados.

Cuando alguien nos ofende, nos ataca o lastima, ¿Qué dirección toma nuestra boca y nuestros pensamientos? Si por ejemplo nos dañan en lo económico, podemos pensar que nos ha costado trabajo ganar las cosas, pero a Cristo le costó la vida salvarnos y perdonarnos, ¿qué valdrá mas?

No quiere decir que somos títeres, ya que ejercemos nuestra voluntad, pero debemos dejar que Dios nos de dirección. Nuestra voluntad, ¿Alaba y glorifica a Dios, o lo ofende? Cuando la tentación cae en nuestra mente, y nuestra voluntad la ejecuta, en ese momento se vuelve pecado.

Toda nuestra vida debe tener como objetivo glorificar a Dios. Al ser seres espirituales, y ocuparnos de lo espiritual, se cumple el propósito de Dios, que es salvar las almas. Ésta vida debe ejercer éstas características, si nuestra mente ha sido impactada por Dios, necesariamente seguimos estas características.

Es muy fácil ver si somos espirituales o somos de la carne, revisando hacia donde esta nuestro mover y nuestra direccíon.

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

Gálatas 1:6-8

2 Corintios 11:3

Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.

2 Corintios 11:3

En estos pasajes podemos ver que el enemigo comienza a provocar, a meter ideas, a engañar, a confundir, pero no debemos olvidar dos cosa: primero que el ya está Derrotado por Cristo, y segundo por tentarnos los demonios, ellos ya están condenados, pero si les hacemos casos, nos condenamos a nosotros mismos. Ellos no tienen el poder de cambiarnos y Cristo ya venció en la cruz.

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Colosenses 2:13-15

Perseverante

Por lo tanto, no debemos prestar nuestra mente a esas cosas, ni creer en las mentiras, y debemos ser fieles a Dios y a su palabra. Dios no se equivoca. Dios no está obligado hacia ninguno de nosotros, si Él dio su vida por nosotros fue por amor. Si Él, siendo el Señor de toda la creación nos llama hijos, debemos ser fieles a Él.

Eso es lo que nos da la perseverancia, serle fiel a Dios en cualquier circunstancia. No somos perfectos, y no hay hogar perfecto, y si, seguiremos teniendo problemas, pero Dios es fiel, y en nuestra mente debemos perseverar y ser fieles a la palabra y las promesas del Señor.

Cuando tenemos una relación con Dios, perseveramos. Nos podemos cansar, pero continuamos y perseveramos.

Cuando buscamos Su palabra, Dios siempre contesta, y avanzamos, y caminamos, y no nos detenemos, y reconocemos nuestras fallas, y tenemos devoción y disciplina y reconocemos a Dios. A veces tenemos una mente perezosa, y no queremos avanzar, pero en Dios todo lo podemos por que nos fortalece.

Debemos tener una mente perseverante en la palabra, serle fiel a la palabra, prestarle atención y tener una disciplina en nuestra mente.

Humilde

Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

Filipenses 2:3-4

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Mateo 11:28-30

Filipenses 2 nos comienza a enseñar una actitud correcta, pero fundamentada en lo que Dios ha hecho. A veces queremos alcanzar cosas espirituales sin ser espirituales, ¡Hermanos! ¡eso no es posible! Sólo podemos alcanzar las cosas espirituales si somos transformados espiritualmente. Nosotros no podemos ser humildes si Dios no nos ha transformado. Cuando somos transformado por Dios, Él nos comienza a enseñar la manera correcta en la cual vamos confrontar y enfrentar cada situación.

Cuando hablamos de enfrentar, es saber lo que está pasando. Cuando hablamos de confrontar es hacerle frente a lo que está pasando. No debemos confundir humildad con conformismo. Ahí es donde nos enseña la Biblia, nosotros no nos confrontamos con las personas, nosotros nos tenemos que confrontar contra el enemigo de nuestras almas. Detrás de un coraje, de una violencia, de un mal entendido, de una humillación, una mala palabra, etc. hay una influencia “negativa-demoniaca”

Cuando estamos en Dios esas influencias no nos afectan, pero cuando no estamos en Dios, no falta ese susurro que nos dice: “no te dejes”, “tu tienes la razón”, “nadie tiene por que humillarte”, etc.

Nosotros entendemos lo que ocurre por que el espíritu de Dios nos lo enseña y nos enseña a confrontarlo.

La blanda respuesta quita la ira;

Mas la palabra áspera hace subir el furor.

Proverbios 15:1

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;

Átalas a tu cuello,

Escríbelas en la tabla de tu corazón;

Proverbios 3:3

Cuando nosotros confrontamos la situación entendiendo que no es la persona, estamos conociendo que es Dios quién lo está haciendo. Como dice Filipenses 2:4 “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” Esa es la verdadera humildad, no el quedarse callado o emberrinchado. Si solo nos quedamos callados ante algo que nos afecta, no estamos confrontando de manera correcta.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes

Efesios 6:12

Si hay un mal entendido, algún problema, situaciones en el hogar o en la iglesia, en el trabajo o en la calle, debemos saber que no es la persona, hay algo detrás de la persona. Esto no quiere decir que todo sea causado por el enemigo, si puede haber errores, accidentes o mal entendidos, sin embargo, cuando nos sentimos agredidos o atacados debemos comprender que no es la persona, sino influencias inquietando a una parte o a otra, y eso nos llevará al la humildad de decir: “Señor, no soy yo, no es la otra persona, vamos Señor en tu nombre a arreglarlo” y lo confrontamos con la palabra del Señor.

La humildad es una característica que sólo Dios puede dar por válida. Aunque es notoria, sólo Dios sabe si es sincera. Muchas veces podemos ser hipócritas, mostrando una humildad ante unos, y demostrando otra cara a otros. O una actitud hacia las personas, pero otra a sus espaldas.

Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

Mateo 5:23-24

Nosotros debemos tener esa confianza de estar bien con nuestros hermanos, eso nos dará la paz de Dios. Si depende de nosotros, tengamos paz.

La humildad es fundamental para tener la mente de Cristo, por que es la perspectiva de Dios. Se hace difícil creer que entre hermanos tengamos problemas, pero ocurre. Debemos tener esa humildad, esa sabiduría, esa relación con Dios. La relación con Dios nos lleva a tener una buena relación con el prójimo, por que vemos al prójimo como lo ve Dios. Aún si Dios nos revelara que nuestro prójimo está mal, la humildad nos lleva a orar por nuestro prójimo mucho mas. Nos lleva a buscar que esta alma que esta mal venga a las plantas de Cristo. No es para señalar, ni juzgar, ni condenar, es para que, en esta relación que tenemos con Dios, llegue la relación con mi prójimo, de salvación, de restauración.

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

Gálatas 6:1

Esas oraciones y buenas intenciones hacia nuestro prójimo, aun si están mal, nos lleva a una relación de amor con Dios.

Cuando hablamos de someternos, hablamos de someternos a Dios, a su palabra. Entonces, si tenemos una relación con Dios, una relación con nuestro prójimo, estamos sometidos a la autoridad de Dios, a través de su palabra, entonces tenemos la perspectiva de Dios. Vemos las cosas como Dios las ve y hasta nos hace entender algo diferente, nos hace percibir algo diferente. Si un hermano o prójimo están enojados, no nos lo tomamos personal, nos acercamos a él y le preguntamos ¿Cómo te ayudo?

Pura

Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.

Tito 1:15-16

Seis cosas aborrece Jehová,

Y aun siete abomina su alma:

Los ojos altivos, la lengua mentirosa,

Las manos derramadoras de sangre inocente,

El corazón que maquina pensamientos inicuos,

Los pies presurosos para correr al mal,

El testigo falso que habla mentiras,

Y el que siembra discordia entre hermanos.

Proverbios 6:16-19

El texto anterior nos muestra lo que Dios no quiere que tengamos en nuestra cabeza.

Ojos altivos:Son aquellos en los que la persona no tiene nada de misericordia, y nada de amor, y obviamente nada de humanismo. Se desinteresan por los demás. Esto se refleja en una mirada, en una actitud prepotente.

La lengua mentirosa: No es solo no decir la verdad. Es desde que maquinamos maldad, la generamos, la planteamos y la sacamos. Cuando mentimos dañamos nuestro presente y nuestro futuro.

Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz. Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz. Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.

Lucas 8:16-18

Las manos derramadoras de sangre inocente: Se refiere en parte a los asesinos, pero nosotros también dañamos gente con chismes, con malas caras.

Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

1 Juan 3:14-16

El corazón que maquina pensamientos inicuos: Para adulterar, se requieren horas de planeación, horas de convencimiento, horas de emoción sexual. Muchos de nosotros no adulteramos, al menos físicamente, pero en la cabeza hemos tenido ya muchas relaciones. Y si dejamos que esos pensamientos se queden en nuestra mente, podremos terminar adulterando. Esos pensamientos ya nos separan de nuestra esposa, de nuestro esposo, de nuestros hijos. Lo mismo pasa con otro tipo de pensamientos inicuos, como el de envidiar o robar. No debemos tener esos pensamientos inicuos.

Los pies presurosos para correr al mal: Estar ávidos por ir a pecar. Querer ir al chisme, a la fiesta, al alcohol. Tenemos que ponerles un alto a nuestros pies presurosos que corren al mal.

El testigo falso: No requiere gran explicación, tiene que ver con lo mencionado de chismes y mentiras.

Y el que siembra discordia entre hermanos: Si alguien nos quiere hablar algo incorrecto sobre algún hermano, nuestra respuesta debería ser simplemente… “Ámalo” No debemos perder de vista que la iglesia es el cuerpo de Cristo, y cuando nos separamos o cuando dañamos a alguien, lo estamos mutilando, estamos dañando también a la iglesia.

En resumen, tengamos integridad, un corazón recto, dejemos la justicia a Dios y nosotros en esa justicia que Dios nos ha dado, sometámonos a la palabra, tengamos la decisión y la convicción de mantener una mente pura.

Pacífica

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;

Romanos 8:5-7

Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Mateo 5:38-48

En en texto anterior el Señor nos da un resumen acerca de como podemos alcanzar la paz. No peleemos, despojé-monos, no busquemos contienda, saludemos a todos, amemos a todos, consideremos a todos, eso nos llevará a la paz. Que bella es la palabra de Dios que nos lo explica de forma tan clara y con lujo de detalle. “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo;” es decir, perdónalo, respétalo, ámalo, no lo resistáis, no lo deseches, no lo avientes, no lo abandones, pide por su alma, y si se puede, en el el temor a Dios y obviamente con toda prudencia, ten una relación. A veces resistimos a nuestros propios familiares, estamos desechando a aquellos que nos hicieron mal. Acércate, háblale de Cristo y que vea todo lo que Él ha hecho en ti.

El Señor nos esta explicando paso a paso lo que debemos hacer. El pasaje encierra respeto, palabras correctas, sabiduría e indica seguir avanzando. No quedarnos atados por el dolor ni por la tristeza, no quedarnos atados por el daño, nos indica seguir avanzando hacia Dios. Para que exista un pleito, debe haber dos que quieran pelear. Si hay una palabra blanda, suave, con sabiduría de una de las partes, al otro se le aplaca la ira. “antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;” Dios te repondrá todo, por que le estás obedeciendo. Así daremos testimonio, así nos defenderá Dios, así incrementamos nuestra relación con Dios, y aunque no lo creamos le damos testimonio “al malvado” de lo que Dios ha hecho con nosotros. Pero requerimos sabiduría.

Todo ésto se dice fácil, los conceptos son sencillos, lo difícil, es cuando estamos frente a quien nos está agrediendo y que tengamos que ponerle la otra mejilla, ahí es donde seremos probados.

Sensible

Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;

Lucas 24:45

Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

Hebreos 5:13-14

Aquí no hablamos de sensibilidad emocional, hablamos de una sensibilidad para el conocimiento de la palabra. Nadie mas puede abrir el entendimiento a la palabra que Dios. Cuando Dios nos revela su palabra, eso es lo que nos da ésta sensibilidad. A través de esta sensibilidad aprendemos a ser modestos, a tener mansedumbre,

Cabe aclarar que cuando hablamos de pobreza, no estamos hablando de una característica económica, se refiere a la humildad para reconocer ante Dios que no sabemos nada y pedirle que nos enseñe. Puede haber autores, escritores, comentaristas, doctrinas, etc, pero es Dios quien nos revela lo que quiere de nosotros en su palabra.

Servicio

Cuando tenemos una mente en Dios, tenemos una mente de servicio.

Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.

Marcos 10:42-44

Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

Juan 13:12-15

De forma literal, no podemos servir a Dios, no podemos estar en el cielo limpiando su trono o sirviendo en su casa, pero Él nos ha dejado una forma en la que el se agrada con nuestro servicio, y esta es sirviendo a nuestros hermanos en la Fe y llevando su palabra a quienes no lo conocen. Cuando servimos a Dios sirviendo a otros, Dios se glorifica Dios lo toma “como a mi mismo”

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Mateo 25:40

Si queremos servir a Dios, debemos entender que debemos servir a quienes Dios nos pone enfrente. Personas fáciles, personas difíciles, quienes aceptan que les sirvamos y quienes no quieren que les sirvamos, pero Dios nos los pone ahí, para servir. Saludarnos, amarnos, visitarnos, ayudarnos, enseñarnos. ¿Queremos en verdad servir a Dios? ¡Sirvámonos los unos a los otros! El que quiera servir, siempre encontrará la manera de servir, pero el que no quiere, aunque se le diga que hay que hacer, no lo va a hacer. No solo en la congregación, también en la calle. Dios nos da todo para bendecir y servir a otros. Debemos tener esa convicción de servir.

Servir es un compromiso, debemos persistir en llegar a una meta y hacerlo con amor y gratitud a Dios. Y Él que ama a su iglesia, al servir a su iglesia, le demostramos a Dios que lo amamos, al igual que a las personas en la calle que no conocemos.

Todo cristiano reconoce que todo lo que hemos recibido lo hemos recibido de la mano de Dios.

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

Mateo 10:8

En resumen

El hecho de que tengamos que hacer quehaceres en la casa, implica que tenemos una casa, un hogar, alguien que vive con nosotros y con quienes compartimos las situaciones. El hecho de que no nos haya gustado la comida, quiere decir que comimos. El hecho de que digamos “que calor hace” es por que tenemos ropa. El hecho de que podamos quejarnos es por que Dios nos dio consciencia y nos dio voz. Todo le debemos al Señor. Agradezcamos a Dios, si hace calor, ¡gloria a Dios! Si hace frio ¡gloria a Dios! Si hace viento ¡gloria a Dios!, Si va a llover ¡gloria a Dios!

Hay que ser agradecidos, y cuando tenemos una mente con todas estas características, viva, perseverante, humilde, pura, pacífica, sensible y para el servicio, podemos decir que nuestra mente ya está en camino a ser una mente como Dios lo pide.

Cómo perseverar en la mente de Cristo

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Colosenses 3:2

Cuando tenemos como prioridad las cosas de arriba, nuestra mente es renovada, por que ya no nos afectan si tenemos o no lo físico, lo popular, lo moderno. Nuestros ojos, nuestro corazón y nuestras acciones están puestas en las cosas de arriba. Cuando tenemos en la cabeza cosas como: orar, evangelizar, leer la palabra, capacitar, etc. entonces el el poner nuestros ojos en las cosas de arriba, siempre trae como bendición una mente ejercitada y una mente que ejerce la voluntad del Señor, y ya no nos afectan las cosas de este mundo.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Filipenses 4:8

Nuestra mente debe estar en todo lo que es puro, todo lo que es honesto. Si el enemigo nos quiere atacar poniendo pensamientos en nuestra mente, no hay que pensar en ello, hay que ir al Señor y pedirle que nos ayude a entender, a confrontar y enfrentar el problema, en su amor, en su sabiduría y bajo sus reglas.

porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

2 Corintios 10:4-5

Así ejercemos nuestra voluntad, poniendo nuestros ojos en las cosas de Dios, nuestro esfuerzo, nuestros recursos, pensando en lo honorable, lo honesto, lo puro, bueno, y todo pensamiento que venga a nuestras mentes hay que llevarlo cautivo a Dios. Si te dicen que eres el mejor del mundo, lleva ese pensamiento cautivo a Dios. Si te dicen que eres el peor del mundo, lleva ese pensamiento cautivo a Dios. Si eres guapísimo, llévalo a Dios, si eres feo, llévalo a Dios. El te ama como eres, pero pon tus ojos en las cosas de arriba.

Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.

Juan 12:27-28

El principio del rio

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Romanos 12:2

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

2 Corintios 3:17-18

No vamos a alcanzar el cambio a la primera. Todo este cambio no se da en un segundo, sino a través de un ejercicio, de un conocimiento, de una voluntad, a través de renovar nuestras mentes. La gloria de Dios la alcanzamos poco a poco. Si bien es posible que una persona, en el mismo momento llegue a ser salvo, sea bautizado, reciba el bautizo con el Espíritu Santo y recibir una instrucción de Dios, como ir a predicar a otro país. Esto podría pasar, aunque sería muy raro. Generalmente estas son etapas, Dios te salva, te ama, te transforma, te capacita, te llama, te bautiza, te llena del poder del Espíritu Santo, te vuelve a capacitar para ejercer un ministerio, te abre el entendimiento, y entonces te enviará a practicar y ejercer.

Nosotros nos estamos renovando, y es como un rio, algo que no se detiene. Un rio inicia generalmente en algún pozo o manantial, va creciendo, se hace fuerte, a veces débil, pero el fin del rio es llegar al océano, y el rio que no llega se estanca en una laguna, y si esa laguna no se cuida, se hecha a perder. Nosotros tenemos que llegar a la meta con Cristo. Habrá momentos en los que seamos poderosos, momentos en los que debemos ser pacientes, momentos que tengamos que ir rápido, pero el fin es llegar al océano.

Tenemos que estarnos renovando, transformando, ejerciendo, ir ganando de gloria en gloria a través de la presencia del Señor.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Juan 7:38

Disposición para servir

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

Isaías 26:3

porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Filipenses 2:13

Nuestro pensamiento deberá perseverar en Dios, y el nos guardará en completa paz. Cuando estemos pensando en Dios, cuando nos estemos renovando, cuando nuestros pensamientos estén en las cosas de arriba, Dios pone en nosotros el querer, como el hacer.

Cuando queremos hacer algo, que sea a la manera de Dios.

Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

1 Pedro 1:13-16