Transcripción del tema impartido el 20 de marzo 2024
A todos nosotros nos cuesta trabajo obedecer, sobre todo cuando no hay un convencimiento de lo que se va a hacer o cuando no nos gusta lo que se tiene que hacer, entonces siempre cuestionamos.
Lamentablemente éste es un acto entre humanos, pero es peor cuando a quien cuestionamos es a Dios. Cuando nos dice lo que debemos hacer o no debemos hacer, buscamos pretextos para no obedecer.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Filipenses 2:5-8
De éste versículo se pueden sacar varios conceptos. Todos los seres humanos, por cuestiones diferentes, somos aferrados. En sí no es malo ser aferrados a algo, siempre y cuando tengamos la humildad de reconocer que podemos equivocarnos. Hasta cierto punto es correcto, ya que nos podemos aferrar a nuestras creencias y convicciones, de otra forma cambiaríamos de parecer cada vez que alguien nos da algún argumento. Aún como hijos de Dios, también es correcto aferrarse a la palabra, pero también con un criterio de humildad. Cuando nos aferramos sin humildad, se puede convertir en soberbia, vanidad, necedad o contumacia. Es bueno aferrarse, siempre y cuando estemos convencidos de que no lo sabemos todo.
El aferrarse sin humildad también es síntoma de que no podemos despojarnos. El hombre se aferra a muchas cosas: a la educación recibida, a la experiencia de vida, a la experiencia de otras personas y difícilmente consideramos la palabra del Señor. A veces buscamos mas el consejo de “amigos”, que siguen siendo experiencias del pasado, cuando debiéramos “despojarnos a nosotros mismos”
Como cristianos, cuando llegamos a Dios, aceptamos que el que gobierna nuestras vidas es Él. Nosotros vivimos aferrados a enseñanzas y convicciones, y Dios nos enseña que estamos mal y nos va enseñando nuevas cosas, y nos va moldeando, y nosotros debemos aprender a despojarnos.
No podemos obedecer si no nos despojamos. El Señor mismo es un ejemplo de obediencia. Él si se despojó, tomó forma de ciervo.
…Al final, nos aferramos al pasado, cuando Cristo mismo “no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo”
Esa es la primer parte de la obediencia, un cambio de mente, un cambio de perspectiva.
Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;
Mateo 20:26-27
Una manera de saber que estamos obedeciendo a Dios es ese cambio de mente para servir a Dios.
y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Santiago 4:17
Jesús simplemente se despojó a si mismo para poder servir.
Si nosotros comenzamos con ese cambio de mentalidad en la familia, después se podrá reflejar este cambio de mentalidad en la iglesia y después en todos los demás lugares.
Obediencia
En términos bíblicos tanto en el A.T. como en el N.T. se refiere a la acción de escuchar, prestar atención, ser persuadido, someterse a la autoridad y todas estas se derivan de una relación con Dios. La obediencia a Dios es una entrega total a su voluntad entonces podemos decir que obediencia y Fe están fuertemente relacionadas. El nos da a conocer su voluntad mediante su voz o su palabra escrita, y menospreciarla, ignorarla o revelarnos en contra de ella, equivale a desobedecer.
Si nosotros no tenemos una relación, no podemos cambiar, no podemos ser transformados.
Pocos pueden obedecer a Dios sin cuestionar, pero cuando hay una relación con Él, obedecemos por que nos vamos pareciendo cada vez mas al Señor. Somos persuadidos por su palabra. Sujetarnos a su autoridad es fundamental para Dios. Todo esto nos da una relación sólida con Dios. Cuando tenemos una relación suficiente con Dios, escuchamos, prestamos atención, somos persuadidos y nos sometemos a su autoridad, es muy fácil obedecer.
La Fe está muy relacionada con la obediencia. A veces tenemos que obedecer cosas que no entendemos, pero Él si entiende, el si sabe por que nos está mandando las cosas. Si por ejemplo el nos manda a entregar nuestro tiempo, a capacitarnos, pero nosotros decimos ¿Para qué? Nosotros cuestionamos por que no sabemos, pero Él si sabe para que. Sin Fe no podemos obedecer.
¿Por qué obedezco a Dios?
¿Obedecemos a Dios por miedo al castigo o por la promesa de la recompensa? Si Dios nos dijera que no hay cielo, que no nos va a llevar al cielo, ¿Aún así obedeceríamos? ¿Aún así lo amaríamos? La respuesta para los que lo amamos por supuesto sería que sí, pero habrá quienes pensaran que entonces, ¿para qué se obedece?
Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
1 Crónicas 29:14
David tenia claro que no podemos darle a Dios algo que no hemos primero recibido de Él. Darle a Dios nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestra capacitación, nuestra vida es un síntoma de amor y gratitud hacia Él. No por miedo al castigo, ni por la promesa de la recompensa.
No podemos decir amar o conocer a Dios, si no lo obedecemos
El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1 juan 2:4-6
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
1 juan 5:3-4
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Juan 14:21
En la obediencia hay protección y bendición
y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
Génesis 22:16-18
Cuando obedecemos a Dios, no solo nos va bien. El obedecer a Dios ya tiene su recompensa, pero el el Señor también añade bendiciones, pactos, promesas…
Exhortación a la obediencia
3 Hijo mío, no te olvides de mi ley,
Y tu corazón guarde mis mandamientos;
2 Porque largura de días y años de vida
Y paz te aumentarán.
3 Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;
Átalas a tu cuello,
Escríbelas en la tabla de tu corazón;
4 Y hallarás gracia y buena opinión
Ante los ojos de Dios y de los hombres.
5 Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia.
6 Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas.
7 No seas sabio en tu propia opinión;
Teme a Jehová, y apártate del mal;
8 Porque será medicina a tu cuerpo,
Y refrigerio para tus huesos.
Proverbios 3:1-8
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.
Salmos 40:8