Amar es una acción

Transcripción de la prédica del 6 de octubre 2024.

Cuando comenzamos a amar, hay una emoción, nos sentimos cuidados, nos sentimos valorados. De jóvenes, cuando queremos andar “de novios” sentimos una atracción, una emoción, Conforme crecemos entendemos que el amor no es solo el sentimiento, también implica decisiones, compromisos, entendimiento, responsabilidades, pero el verdadero amor no se deja de sentir.

A veces le quitamos el sentimiento al amor y dejamos solo las responsabilidades. En un término práctico el amor es una decisión, pero no se puede dejar de sentir. Esa es una necesidad humana, Dios nos puso esa necesidad de amar y de sentirnos amados. De adultos entendemos que aunque la otra persona no nos ame, no podemos devolver mal por mal.

Como cristianos la Biblia nos ensena a amar al prójimo, a nuestro amigo, pero también a nuestro enemigo. Oramos por el que nos provoca, por el que nos incita al mal, oramos por el que nos hace el mal. En este caso el amar es una decisión y una convicción, pero no dejamos de sentir. Sabemos por los hechos y por las acciones cuando alguien nos hace daño, sobre todo por lo que impacta en nosotros.

El amor es sumamente grande, muy complicado de entender intelectualmente, o solo emocionalmente, tiene que ir ambas partes, pero aun así es complicado. Amamos a nuestra esposa / esposo, a nuestros padres, a nuestros hermanos, amigos, nietos, a la gente de afuera y a los hermanos en la fe. Pude ser que nuestro amor sea grande, pero no lo podemos aplicar igual.

El amor entonces si son decisiones, si son convicciones y compromisos, pero no podemos dejar de sentir. En el momento que dejemos de sentir, lo que hagamos ya no tiene fuerza. El amor es algo muy basto, y si hablamos del amor de Dios es algo todavía mucho mas complicado y difícil de entender. Dios hace cosas por amor que nosotros jamás entenderíamos. La mayor es que entregó a su hijo por “una bola de pecadores”, como dijo Pablo, de los cuales “yo soy el primero” Aún así lo entregó, por amor, para manifestar aún mas su amor.

Nosotros, aún no conociendo a Dios recibimos su bendición. Trabajamos, el sol sale para todos, etc. Pero desde que conocemos a Dios nuestra vida es transformada. El hecho de tener alimento, aunque sea muy sencillo, ya nos sabe diferente. El hecho de tener un empleo, nos hace darle gracias a Dios. Levantarnos todos los días nos significa una bendición. Dios dio a su hijo por amor, para darnos mas amor.

2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.

Juan 14:2-4

Dios fue a preparar moradas, para que estemos con Él, eso es amor. Dios es tan amoroso que, a pesar de como somos, Él nos sigue amando.

El único que nos ama, a pesar de como somos, es Dios, pero no hay que confundir el amor de Dios con una negligencia por parte de Dios. No por que nos ame así, nosotros podemos seguir haciendo lo que queramos, no significa que por que Dios nos ama nosotros podemos hacer y ser como queramos. El nos ama, por eso entregó a su hijo, para nacer de nuevo y rehacernos.

9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

Romanos 12:9-13

En el pasaje anterior Dios nos habla de como debe ser el amor. Obviamente ninguno de nosotros podemos evaluar el amor de otro, el único que sabe como amamos y el por que hacemos las cosas es Dios. Pero la palabra si nos enseña de como debe ser el amor. Primero que el amor debe ser sin fingimiento. No se trata de tomar la postura de “como yo no soy hipócrita, entonces mejor no amo”. No, la Biblia también nos dice que debemos amar.

El amor debe ser sin fingimiento. Esto implica una autoevaluación, ¿por qué amamos? ¿por interés? ¿por beneficio propio? ¿con hipocresía?

Debemos amar a nuestros hermanos con amor fraternal. Ésto implica amar sin interés, y ayudando a nuestros hermanos, buscando y ayudando en sus necesidades. A veces necesitamos un consejo, una llamada de atención, una palabra de ánimo, un abrazo…

Debemos dejar que Dios fluya a través de nosotros, para amar a nuestros hermanos. Practicar la hospitalidad no significa solo recibir literalmente a alguien en nuestro hogar. También significa recibirlo en nuestro corazón, llevarlo con nosotros, preocuparnos y ocuparnos por nuestros hermanos cuando los dejamos de ver.

Todos necesitamos algo, que oren por nosotros, que nos hagan una llamada. A veces nos gana la soberbia y decimos no necesitar nada ni de nadie. Ésto no es cierto, pero a veces nos han lastimado tanto que y a no queremos que nos lastimen. El dolor es el que esta en la puerta de nuestro corazón evitando que alguien entre. Aún si las personas que quieren entrar no tienen la intención de lastimarnos, nosotros tenemos miedo a ser heridos. Pero si no nos quitamos ese miedo, no podremos gozar la bendición de Dios. Por ejemplo, el que le tiene miedo al éxito, o al fracaso, también tiene miedo a experimentarlo. Pero la gente exitosa es la que experimenta.

En las relaciones es similar. No todos nos casamos con nuestra primer pareja. Muchos tuvimos que aprender. Después tratamos de tomar la mejor decisión. En un negocio, para tener éxito necesitamos aprender y experimentar. Pero no debemos tener miedo.

Si amamos, probablemente nos volverán a herir y lastimar, pero Dios está con nosotros para repararnos las veces que sean necesarias. ¿Cuántas veces Dios nos ha reparado? Dejemos que Dios nos siga reparando, nosotros debemos seguir haciendo lo que nos pide el Señor.

El que nos lastimen tampoco nos da derecho a lastimar a otros. Esa es la diferencia entre los verdaderos hijos de Dios y los que no lo son. El ejemplo claro esta en la cruz “Padre, perdónalos…”

Quitémonos ése miedo y dejemos que Dios nos sane. Casi todos hemos sido lastimados, pero Dios nos dice “se hospitalario”, abramos nuestro corazón a nuestros hermanos, a nuestra esposa / esposo, a nuestros padres, a la iglesia. Démonos otra oportunidad, seremos libres y gozaremos del amor y de la bendición de Dios.

El amor de Dios, el amor fraternal y la acción.

1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

1 Corintios 13

Este es un maravilloso pasaje acerca del amor. Muchos teólogos tienen puntos de vista acerca de que tipo de amor se refiere. El pasaje habla de un amor perfecto, y el único amor perfecto es el de Dios. Si habla del amor de Dios, pero también habla del amor al que debemos aspirar nosotros. Dios quiere que nosotros reflejemos su carácter, y nos pide todo lo que hay en este pasaje.

Debemos entender principalmente dos cosas. “El amor es sufrido, el amor es benigno” Cuando hablamos de un amor tan maravilloso, y pensamos si nos gusta sufrir, nuestra reacción es no, no queremos sufrir. Hasta nos parece anti-bíblico, pues Cristo vino para darnos vida. En el mundo si hay aflicciones, en el mundo vamos a sufrir, pero cuando tenemos el amor de Dios, podemos salir adelante y veremos la gloria de Dios.

El amor es esa paciencia, ese entendimiento, esa responsabilidad, ese compromiso y debe ser recíproco. Debemos responsabilizarnos por nuestro amor, por el amor que le tenemos a nuestros hermanos, a nuestra familia. Es cierto que lo único que necesitamos para ser felices es a Dios, pero tampoco podemos meternos en ese amor e ignorar a los demás, o que no nos importe si los demás son o no felices, porque “yo ya soy feliz por que tengo a Dios”

El amor es sufrido, y también afecta a los que tenemos enfrente. Si hay momentos difíciles, vamos a sufrir el amor, pero con esperanza, con gozo, con fe. Nuestra respuesta debe ser buena. Es muy difícil, de hecho sin Dios es imposible. Si Dios llena nuestro corazón, si se puede. Para sentir amor, para dar amor, tenemos que llenarnos primero de Dios, no hay otra manera.

Ocho cosas que no es el amor:

  • El amor no es envidioso.
  • El amor no es jactancioso.
  • El amor no se envanece.
  • El amor no hace nada indebido.
  • El amor no busca lo suyo.
  • El amor no se irrita.
  • El amor no guarda rencor.
  • El amor no se goza de la injusticia.

El amor es darse a uno mismo, sin esperar nada a cambio. Pero debe ser recíproco, es un compromiso, para todos, la iglesia, los hijos los padres, los esposos…

El amor tiene cuatro virtudes:

  • Todo lo sufre. El amor tiene fortaleza.
  • Todo lo cree. El amor tiene fe.
  • Todo lo espera. El amor tiene esperanza.
  • Todo lo soporta. El amor tiene perseverancia.

Dios tiene poder para transformarnos, a nosotros, a nuestro esposo / esposa, a nuestros hijos, a nuestros nietos. No debemos perder la esperanza y la fe.

Debemos dar una oportunidad al amor, primeramente al amor de Dios. Cada vez que le fallamos, pedimos perdón a Dios, decimos que no volvemos a pecar. Dios nos cree, y después, volvemos a pecar. Pero Dios, a pesar que con nuestro pecado contristamos al espíritu, el nos recibe con los brazos abiertos. El nos da y no nos pide nada a acambio.

1 Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. 2 Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. 3 E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. 4 Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte.

1 Samuel 18:1-4

En este acontecimiento, el alma de David y Jonatán quedaron ligadas. Cuantos de nosotros tenemos nuestra alma ligada con alguien más. ¿Cómo sabemos cuando un alma está ligada? Cuando podemos mencionar las cosas que nos unen, puede ser que el alma no este tan ligada, por que solo estamos viendo lo evidente. Si por ejemplo no sabemos que es, pero sabemos que no podemos dejar de amar a esa persona, es mas probable que las almas estén ligadas. Si no tenemos nuestra alma ligada, por ejemplo con nuestra esposa / esposo, hay que llevarla o llevarlo al altar diario y pedir a Dios que nos haga mejores. Eso puede ligar las almas. Cuando amamos a alguien, como a nosotros mismos, nos damos, por amor. Si no comenzamos a amarnos a nosotros mismos, no podemos amar a los demás.

7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.

1 Juan 4:7-11

¿Fácil o difícil? Depende de un factor, si Dios vive en nosotros, claro que podemos amar. Si Dios es amor, y Dios vive en nosotros, no solo podemos debemos dar amor. Claro que se pueden dar cosas sin amor, pero no se puede amar sin darse a uno mismo.