Las características de la mente de un siervo (parte 2)

Transcripción de la prédica impartida el 16 de junio 2024

Humildad

Generalmente cuando vamos a una iglesia, nos gusta que nos hablen del amor de Dios, de la familia, de temas bonitos, pero la biblia también tiene textos bonitos.

6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Santiago 4:6

Si entendemos el versículo anterior, tendremos un impacto en nuestras vidas muy importante.

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

2 Timoteo 3:16-17

El texto que vamos a analizar de Santiago 4:6 es para una buena obra. La palabra dice que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. ¿Cuántos en la congregación son humildes? Cuando hay un corazón soberbio, cuando hay un corazón altivo, Dios lo hace a un lado, a Dios no le gusta la soberbia. ¿Conoce usted a alguna persona que alguna vez tuvo su mismo nivel laboral y que cuando tuvo una oportunidad, y subió un peldaño en el escalafón, después de eso ya no le habla? ¿Ha conocido alguna persona que, en algún momento de la vida usted la apoyo, la vio, la bendijo, y creció y para gloría de Dios creció y hoy tiene mas pero a usted ya ni lo ve? ¿Que ya ni se acuerdo que alguna vez usted la apoyó para levantarse? ¿Que no son agradecidos? Dios da gracia y mayor gracia a los humildes.

Para servir a Dios y a los demás debemos tener humildad. La humildad a la que se refiere la biblia, que no significa pobreza. La humildad que demostró Cristo que, siendo el maestro, lavó los pies a sus discípulos. Esa humildad con la que tenemos que apoyar, bendecir, trabajar por los demás. Dios da gracia y hay ministerios, hay funciones, pero todos tenemos un trabajo en la gloria del Señor, Todos tenemos un servicio en la obra de Dios y todos somos valiosos e importantes para Dios.

Tenemos que comenzar por la humildad, por la sencillez, en nuestro carácter y en nuestras emociones y en nuestras acciones. No podemos dar lugar al enemigo y tener esa mala sensación o ese mal pensamiento de que cuando se nos otorga un lugar de importancia, hagamos menos a los demás. Es triste ver a gente en “la cima” pero sola, por su altivez, por su soberbia de pensar “yo lo he logrado solo” O personas que consideran que siempre tienen la razón.

No cabe en el pensamiento de Dios que si Él nos pone en algún lugar a su servicio nos sintamos mas que otros. Cada uno tiene un lugar importante en la obra de Dios, pero no sirvamos a Dios por la importancia del lugar, sino con sencillez y humildad de corazón.

22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. 23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Colosenses 3:22-24

Servimos al Señor, no es para quedar bien con el pastor, no es para quedar bien con el líder del grupo, no es para quedar bien conmigo mismo y sentirme mas grande. Si lo hacemos es para la gloria del Señor.

Se sirve a nuestros amos también con humildad. La Biblia nos habla de hombres que fueron ricos y fuertes, pero también había esclavos y Dios les enseñaba al que tenía como al que no tenía a ser humildes. No importa si somos letrados o no, profesionistas o no, si tenemos un doctorado o maestría, debemos ser humildes.

Obediencia

22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.

1 Samuel 15:22

Si no estamos dispuestos a obedecer, jamás podremos mandar o dirigir. Si no se es obediente en lo poco se será desobediente en lo mucho. Tenemos que aprender a ser obedientes. Una característica que ha dado Dios a todos los hombres de la biblia ha sido la obediencia. Sin obediencia nuestro pensamiento, nuestro corazón esta muy lejos de Dios. Podemos pensar y sentir que servimos, podemos decir que venimos y que hacemos, pero si no obedecemos a Dios, si no sujetamos todo pensamiento cautivo a Dios en obediencia, entonces nuestra mente puede estar divagando, podemos tener un gran problema interno. La obediencia siempre trae bendición, la desobediencia trae castigo y juicio. A veces la disciplina no nos gusta, cuando el Señor nos disciplina y nos corrige, a muchos no nos gusta. Pero al final ese fruto traerá bendición. Esa corrección, esa disciplina es para nuestro bien.

Esa cosa que Dios nos quito y que nos gustaba, pero al Él no, nos cuesta mucho trabajo pero es lo mejor por que así lo quiere Dios. Si Dios sabe que te va a hacer daño que tengas algo, por mas que te esfuerces, no lo vas a tener, porque eso te va a destruir y Dios es tan bueno en su misericordia que no te lo da. No por que no quiera, pero Él sabe que si te va a hacer daño, no te lo dará. A veces nos aferramos a las cosas personales, a las cosas materiales, a la familia, de tal manera que por eso nos cuesta obedecer a Dios y amamos mas esa cosa que a Dios. A veces Dios nos dice “esa mujer / hombre no te conviene” pero nos aferramos de tal forma que la queremos. Aún así Dios respeta nuestra voluntad, aunque nuestra decisión nos traiga consecuencias negativas. Nuestras malas decisiones siempre traerán consecuencias. Cuando no obedecemos a Dios, estamos obedeciendo o a nosotros mismos, o a nuestros principios, o a lo que alguien nos aconsejó.

Tenemos que entender que la obediencia es vital en el hijo de Dios, la mente del hijo de Dios siempre tiene que tener un pensamiento de obediencia. Todo pensamiento lo tenemos que someter a la voluntad de Dios. Si hay un pensamiento que se va lejos de Dios, hay que rechazarlo, por que ese pensamiento si persiste puede llevarlo a pecar.

6 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. 2 Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. 3 Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. 4 Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. 6 De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová.

7 Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, 8 Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. 9 Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; 10 y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.

11 Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. 12 Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. 13 Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. 14 Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? 15 Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. 16 Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. 17 Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. 18 Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.

19 Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina. 20 Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así.

Jueces 6:1-20

Imagine que Dios da una orden, pero que Josué hubiera dicho “el día de hoy ya me cansé en la quinta vuelta” ¿se habría caído la ciudad? ¿habría acontecido el milagro? O que el pueblo hubiera dicho “ya me aburrí, en lo que camino voy a ponerme a platicar con mis vecinos” ¿hubiera sucedido el milagro? ¿Cuántas veces Dios nos pide obediencia y por causa de nuestra desobediencia no llega el milagro en nuestras vidas? ¿cuántas veces se ha retenido una bendición para nosotros a causa de la desobediencia? O no querer hacer lo que Dios nos pide hacer, o no querer cambiar lo que Dios nos pide que cambiemos. Cuando los ciudadanos del pueblo vieron que los israelitas daban la vuelta alrededor de sus murallas, habrán pensado que estaban locos, ¿qué les pasa? ¿cómo piensan ganar una batalla dando vueltas? ¿cómo creen que tocando un arpa se van a caer los muros grandes y fuertes, hechos para defender a la ciudad? Los israelitas también pudieron decir: ¡Ni va a pasar nada! Ya llevamos 6 días caminando y no pasa nada.

La obediencia llevó al pueblo de Dios a conquistar. A veces hablamos de que queremos conquistar, que queremos que Dios use nuestra vida para para predicar, para conquistar almas. Pero ni siquiera nos hemos conquistado a nosotros mismos, nuestras dudas, nuestros miedos, nuestros temores, nuestras frustraciones. ¿Cómo vamos a conquistar hacia afuera si no hemos conquistado al hombre interior? No hemos aprendido a ser sujetos a Dios, a obedecer. Nos sujetamos a Dios, no por miedo de ir al infierno, nos sujetamos a Él por amor por lo que hizo con nosotros, por que creemos en Él, por que confiamos en Él. En ese amor demostramos nuestra fe y cada vez que Dios nos dice algo, lo hacemos, lo obedecemos, y al obedecerlo manifestamos nuestra fe, por que sin fe es imposible agradar a Dios. Es por medio de la fe, si por ejemplo Dios nos dice que nos dará una pareja, pues hay que esperar y creer en Él.

El cristiano tiene que obedecer, debe tener una mente de obediencia. Dice la Biblia que tenemos que estar dispuestos a ser obedientes. Tenemos que estar dispuestos. ¿estamos realmente Dispuestos a servir a Dios? ¿tenemos esa prestancia, ese ánimo, esa actitud de servicio cuando Dios nos pide algo? A todos los que hemos ido a la iglesia, alguna vez nos ha dicho “párate a las 5 de la mañana a orar” y nos cuesta trabajo, el sueño nos vence, los ojos se nos cierran, cuando comenzamos a leer la Biblia, nos da sueño, etc. Pero tenemos que seguir así para que Dios nos bendiga, ese es un trato de Dios con cada uno de nosotros. No vamos a lograr leer toda la Biblia de la noche a la mañana, comenzamos por un versículo, un capítulo, una oración, un ayuno, conforme vamos haciendo el hábito ya no lo vamos a sentir. Dios nos pone ese interés, esa disposición para aprender cada vez mas. Pero en nosotros debe estar la disposición, actitud de corazón y de pensamiento para hacerlo.

51 Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.

Lucas 2:51

Cuando Jesús estaba en la tierra, siendo niño, adolescente, estaba sujeto a sus padres, obedecía a sus padres. Nosotros tenemos que ser así, honrar a nuestros padres, bendecirlos, obedecerlos. Tenemos autoridades, tenemos pastores, tenemos jefes, tenemos responsabilidades y hay que agradar a Dios y obedecerlo.

La obediencia, el respeto, el respeto a Dios, el respeto a su palabra. El que respeta a Dios respeta su palabra, el que respeta a Dios ama a su nombre. En esto somos conocidos los hijos de Dios, en que amamos a Dios y obedecemos, el que no obedece es por que no ama. El que no ama a Dios no respeta, no obedece, no se sujeta a Dios. El que lo ama lo obedece, cumple con los principios de Dios.

¿Por qué Dios puso pastores? ¿por qué Dios puso líderes espirituales? Por algo Dios los puso. Nosotros tenemos que cambiar nuestro corazón para poder servir a Dios.

Pablo decía: “Sed imitadores de mi como yo de Cristo” ¿Cuántos de nosotros podemos decir esto? ¿cómo queremos que nuestros hermanos sean buenos cristianos si nosotros no somos buenos cristianos? ¿cómo queremos que los nuestros sean buenos padres si nosotros no somos buenos padres? ¿como queremos que nuestra esposa / esposo sea buena / bueno si nosotros no lo somos? A veces ponemos reglas, queremos obediencia, pero cuando nosotros desobedecemos no estamos poniendo un buen ejemplo. Si nosotros no respetamos a nuestra esposa / esposo ¿nuestros hijos la respetarán? Tenemos que dar ejemplo, tenemos que cumplir. No es si nos conviene o no, tenemos que obedecer la palabra a pesar de todo, nos cueste o no. La Biblia dice que los hijos tienen que ser obedientes, los padres tenemos que ser obedientes, los pastores tienen que ser obedientes. Los que están al frente de la iglesia, con mas razón tienen que ser obedientes, primero a Dios para hacer su voluntad, y luego al servicio de la casa de Dios. Obedientes y dispuestos.

La obediencia constante no puede ser resultado de los sentimientos, sino de la voluntad. A veces nuestra disposición depende de nuestros sentimientos, y no de la voluntad de Dios. Cuando Él nos pide que estemos dispuestos a servir, debe ser en las buenas y en las malas, estemos contentos, tristes, enojados, siempre tenemos que servir a Dios. Hay gente muy sentimental, pero no por eso podemos condicionar el buscar a Dios dependiendo como nos sintamos. La disposición no depende de lo que sentimos, sino de la obediencia a Dios.

5 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;

Efesios 6:5

¿Qué entendemos por sencillez de corazón? Involucra humildad, obediencia, no arrogancia, y hacer con pasión, gusto y placer verdadero. Cuando hacemos la tarea que Dios nos da, la tenemos que hacer con sencillez de corazón, no por imposición.

24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Colosenses 3:24

En el Señor, ningún trabajo se queda sin recompensa. Cualquier trabajo dispuesto de corazón, Dios lo va a recompensar, no hay nada que Dios se quede para Él.

42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.

Mateo 26:42

¿Alguna vez usted le ha pedido a Dios, en oración ferviente, “Señor, me sujeto a Tí, hágase tu voluntad y no la mía? ¿Ha pasado por alguna situación difícil en la que no quiere estar pero decimos al Señor “hágase tu voluntad y no la mía”? ¿ha tenido que soportar algo o a alguien y decir “Señor, hágase tu voluntad? Es muy difícil sujetarse a la voluntad de Dios. Por difícil que sea la situación, debemos obedecer a Dios. Sujétate y Dios va a hacer lo que tenga que hacer en el tiempo que tenga que ser.

Tenemos que obedecer, sujetarnos, ser leales a Dios, dispuestos a servir al Señor, meternos en oración. Si hay algo que hacemos y que no le gusta a Dios, hay que pedir a Dios para que nos libere, para que nuestra mente sea una mente libre.

Lealtad

La lealtad se da por convicción y gratitud. La Fidelidad es normalmente por que alguien te hace algo bueno y se crea una relación, pero la lealtad va mas allá del sentimiento. Aunque la persona cambie, hay cosas que te mantienen leal.

¿Somos leales a Dios? ¿Nuestra mente es leal a Dios? ¿en nuestra mente no hay nada que traicione al Señor? ¿pensamientos malos, de odio, de rencor, rencilla? Dios nos conoce y hay un vínculo inquebrantable que tenemos con Dios toda nuestra vida. Dios siempre la quiere tener, el siempre quiere estar en nuestra mente, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos. El problema es que nosotros a veces traicionamos a Dios, por que a veces vemos cosas o tenemos pensamientos a parte de Dios. Si Dios ocupara el 100% de nuestra mente sería hermoso. Pero a veces una parte esta ocupada en otras cosas que no son Dios y a Dios le damos solo un pedazo de nuestra mente.

No necesitan ser cosas pecadoras, sucias, obscenas o libidinosas, simplemente son pensamientos que están ocupando un espacio que no les corresponde, por que toda nuestra mente y todo nuestro corazón son de Cristo. Los jóvenes a veces solo dedican a Dios los domingos cuando van a la iglesia, toda la semana están en otras cosas.

37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;

Mateo 10:37

Tenemos pensamientos en la mente que son contrarios a la voluntad de Dios. A veces no necesariamente cometemos los pecados que el mundo tacha como malos, ¿pero los internos del corazón? El resentimiento, el odio, la falta de perdón, la falta de amor, la falta de consagración, la falta de ayuno, la falta de lectura de la Biblia. Sabiendo hacer lo bueno no lo hacemos, también es pecado.

La lealtad va ligada con la fidelidad. Si somos fieles al Señor, nos iremos con Cristo. Solo los fieles subiremos al cielo. Tenemos que comenzar a tener una mente de Dios, una mente espiritual, una mente que nos lleve a Dios. Podemos estar en la mas oscura noche, en el mas terrible problema, pero si tenemos una mente en Dios, no nos va a afectar. Vamos a seguir alabando en ese lugar. Pero si no tenemos una mente de Dios, en el lugar donde estemos vamos a estar inseguros, intranquilos, pero cuando hay una mente de Dios, en donde estemos vamos a estar bien, por que Dios está con nosotros.

Es hermoso saber la fidelidad de Dios hacia nosotros, el no cambia. Él es fiel y el no puede negarse a si mismo. El es fiel y leal con nosotros, el problema es que nosotros hemos sido desleales con nosotros mismos, con la obra de Dios, y con el Señor mismo.

19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,

Efesios 2:19

Los que somos leales a Dios tenemos una ciudadanía y tenemos una mentalidad del reino de Dios y su justicia.

10 Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

1 Reyes 19:10

Si usted es leal a Dios, este sentido de lealtad le tiene que mover a que los demás sean leales a Dios.

12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.

Juan 17:12

Dios es fiel, su pacto no cambia, sus palabras no cambian, sus obras no cambian. Él es fiel, Él se mantiene, el único problema ese que nosotros a veces en la desobediencia o la deslealtad caemos en la infidelidad, somos infieles a Dios.

Una infidelidad de nuestra pareja es muy difícil de superar. Una infidelidad es un precio muy alto, es un dolor intenso. Dios siente eso mismo cuando nosotros somos infieles a Él. ¿Acaso no Cristo es el novio y su iglesia es la novia? ¿no es este un vínculo de amor? Entonces cuando nosotros no hacemos lo que Él pide, ¿acaso no es esto infidelidad? ¿No le duele a Dios la ofensa o agravio? ¡Claro que si! Por eso Él demanda que su iglesia sea fiel. Si usted no esta sirviendo en la obra de Dios, en la iglesia, y todavía no tiene una mente apta al Señor, usted no va a poder subir, usted no va a poder llegar a la presencia de Dios. Si todavía en su corazón, en su mente hay infidelidad, hay rebeldía, hay orgullo, hay soberbia, deslealtad a sus hijos a su esposo / esposa, al Señor, a la palabra de Dios, no va a poder subir.

4 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

1 Corintios 4:1-2

Fidelidad

La quinta característica de la mente del siervo de Dios es fidelidad. Por medio de Moises Dios llamó a su pueblo a que fuera fiel.

20 A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás.

Deuteronomio 10:20

La fidelidad refleja la lealtad de Dios.

2 El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros,

Jueces 2:1

Se refleja la fidelidad en las declaraciones como:

29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

Hechos 5:29

Jesús habló de los cielos fieles en sus parábolas. Jesús nos describió como pámpanos que permanecen en Él, la vid verdadera.

15 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

Juan 15:1-7

En la fidelidad usted prueba la condición de pámpano, solo un pámpano permanece para llevar fruto.